Nuestra piel debe adaptarse a diario a su entorno, que puede afectar a su equilibrio y su salud. Contaminación, condiciones climáticas, rayos UV, enfermedades, tratamientos farmacológicos, envejecimiento… todos estos factores debilitan y desequilibran la piel al desbordar sus defensas naturales. La piel se vuelve más sensible, más reactiva, pueden aparecer manchas, enrojecimiento e irritación. Cada piel reacciona a su manera, en función del ADN.
Lo que está claro es que actuar sobre los signos visibles no es suficiente. Para cuidar bien de la piel y de su salud de forma duradera, debemos protegerla de las agresiones externas (clima, fármacos, contaminación), actuar en profundidad en las causas de los desequilibrios y al mismo tiempo, respetar su ecología y su biología natural. Junto con dermatólogos y profesionales sanitarios, diseñamos productos para prevenir, cuidar y ayudar a los tratamientos dermatológicos de forma duradera.