Alta eficacia queratolítica y máxima tolerancia: reduce los granos y respeta la piel sensible cutánea para la piel propensa al acné
El acné es una patología cutánea común que representa el 20% de las consultas dermatológicas y afecta a más del 80% de los adolescentes. Existe una amplia gama de tratamientos tópicos de prescripción y de venta en farmacia que pueden ayudar a reducir la apariencia de las lesiones y a deshacerse del acné moderado.
Sin embargo, los tratamientos y productos prescritos por los dermatólogos para este tipo de piel suelen basarse en potentes queratolíticos que pueden provocar irritación y tienen poca tolerancia cutánea. Esto crea efectos secundarios no deseados reduciendo la efectividad del tratamiento.
Dependiendo de la gravedad del acné, la piel que se trata con ciertos productos prescritos puede padecer diferentes tipos de lesiones y manchas. Desde granos superficiales como puntos negros y blancos, hasta afecciones más graves como nódulos y quistes, el grado de acné de cada piel determinará la curación de las heridas y lesiones posteriores. Por esta razón, es crucial escoger un tratamiento eficaz y adecuado según el tipo de piel y la gravedad del acné.
Existen diferentes grados de acné que determinarán el objetivo y el tipo del tratamiento. Para la piel con acné de leve a moderado los granos, los puntos negros y las manchas rojas y blancas deben tratarse de forma localizada. Por otro lado, cuando la piel padece acné grave y severo, se suele incluir un tratamiento que cuenta con antibióticos tópicos, isotretinoína (un medicamento concretamente usado para combatir trastornos en la piel) e incluso antibióticos orales y microcirugías.