Entender mi piel
¿Problemas en la piel por el uso de mascarilla?
Descubre los consejos de nuestros expertos para mantener una piel sana y evitar los problemas derivados del uso diario de la mascarilla.
Entender mi piel
Descubre los consejos de nuestros expertos para mantener una piel sana y evitar los problemas derivados del uso diario de la mascarilla.
La situación epidemiológica actual derivada de la pandemia por COVID-19, ha hecho que el empleo de la mascarilla de protección pase a ser un elemento indispensable en nuestro día a día. Esto está haciendo que los dermatólogos se encuentren con casos en los que la mascarilla ha ocasionado problemas en la piel por su uso prolongado: granitos, rojeces, sequedad…
Las pieles sensibles, con rojeces o con diagnóstico de rosácea, son algunas de las que más están sufriendo el uso de la mascarilla. Vemos cómo el empleo de mascarillas ha desencadenado y empeorado los problemas de la piel, como brotes de rosácea y sus síntomas: sensación de ardor, escozor o picor.
La rutina de cuidado facial es siempre muy importante en estos pacientes, pero aún lo es más en la actualidad. No debemos descuidar la limpieza facial dos veces al día con productos aptos para este tipo de piel, como puede ser el Agua Micelar. Deberemos evitar los exfoliantes o limpiadores agresivos, ya que pueden producir más rojeces en la cara y empeorar los problemas de la piel.
En cuanto a las cremas hidratantes, nos decantaremos por aquellas con textura ligera como Sensibio AR, ya que ésta es mucho más compatible cuando usamos una mascarilla. La protección solar es igualmente fundamental: las mascarillas de protección facial no filtran el 100% de la radiación solar perjudicial, por lo que debemos emplear un elevado índice de protección solar (SPF 50+).
Otras medidas de nuestro estilo de vida que pueden ayudarnos a controlar los problemas de la piel rosácea es evitar el alcohol y las comidas picantes, ya que ambos se han descrito como desencadenantes de la enfermedad.
En cuanto al uso de mascarillas, intentaremos realizar un recambio frecuente de las mismas para mantener su eficacia. Actualmente, la mascarilla es obligatoria incluso al aire libre en algunas Comunidades Autónomas. En esta situación, pueden emplearse mascarillas higiénicas que no producen un roce excesivo en la cara y que, por lo tanto, la piel con rojeces o rosácea tolerará más fácilmente. Si nos decantamos por mascarillas de tela, deberemos comprobar antes de su uso que son homologadas por las autoridades sanitarias.
La necesidad de usar actualmente mascarillas está provocando que se agraven las lesiones y los problemas de la piel en muchas personas con piel acneica. Para evitarlo, es imprescindible tener en cuenta varios aspectos:
Es imprescindible utilizar mascarillas que se adapten bien a tu cara. Evitar que te compriman, que ocluyan en exceso. Las mascarillas con bordes de goma suelen ser más oclusivas y empeoran las lesiones. Las mascarillas quirúrgicas suelen ser más convenientes, pero elige aquella con la que estés más cómodo.
El llevar una mascarilla produce una oclusión mayor de la piel evitando la transpiración normal, por lo que llevar una correcta rutina de cuidados es también un punto que no debes olvidar. Una buena limpieza facial por la mañana y por la tarde es importante para eliminar secreciones grasas y restos epidérmicos. Utiliza una solución jabonosa para pieles mixtas o acneicas.
Las pieles acneicas también necesitan hidratarse: la barrera epidérmica está alterada y es importante protegerla con una crema no comedogénica ni grasa. Esto, además, va a disminuir los problemas de la piel que puedan provocarnos las mascarillas por el roce.
Por otro lado, si vamos a llevar mucho tiempo puesta la mascarilla, es preferible evitar el uso de maquillajes, pues nos ocluyen más la piel. Si necesitamos utilizarlos, los maquillajes oil-free evanescentes son los más adecuados. Y siempre al regresar a casa retirarlos con una solución limpiadora no alcohólica o micelar.
Finalmente, debemos aplicarnos el protector solar. En pieles acneicas, de nuevo son más convenientes los filtros solares no comedogénicos, fluidos, evanescentes. En general, la mayoría de los filtros solares pueden empeorar el acné por su efecto oclusivo, pero cada vez disponemos de productos mejor diseñados para piel grasa o con tendencia acneica.
Asimismo, el uso de fotoprotectores es esencial en las personas que toman isotretinoína. Si bien es un medicamento muy efectivo contra el acné, provoca mucha sequedad y sensibilidad a la radiación ultravioleta. Ahora bien, si llevamos puesta la mascarilla en todo momento no será necesario aplicar fotoprotector químico en la zona que nos cubre. Esto se debe a que la mascarilla tiene un efecto de protección o barrera, evitando así el daño de la radiación solar.
Más allá de la rutina de cosmética, todo tratamiento antiacné se deberá seguir aplicando, preferiblemente por la noche si son productos tópicos con retinoides o peróxido de benzoílo. Sigue las recomendaciones de tu dermatólogo que hará que tu acné desaparezca lo antes posible y evitar marcas y cicatrices. Hoy día disponemos de múltiples tratamientos altamente eficaces.
La piel sensible y/o atópica puede sufrir mucho debido a la utilización de mascarillas durante un tiempo prolongado. Solo el roce del material unido a las altas temperaturas puede desencadenar problemas en la piel, como eccemas e irritaciones. También puede agravar los síntomas de cualquier enfermedad inflamatoria de la piel.
Para minimizar los daños es aconsejable seguir las siguientes pautas e incorporarlas a nuestra rutina diaria
Para empezar, es muy importante elegir la mascarilla adecuada. Es aconsejable el empleo de productos homologados, pero en algunos casos -y según la situación- podríamos optar por mascarillas de algodón, mucho más respetuosas con la piel sensible o atópica.
En el momento del uso, debemos minimizar un ajuste excesivo de la mascarilla sobre la nariz y aflojar las gomas tras las orejas. Una pequeña cantidad de vaselina en zonas de apoyo es de utilidad.
Para la higiene de este tipo de pieles debemos utilizar productos muy hidratantes, como aceites lavantes y emulsiones limpiadoras sin perfume o específicos para piel sensible o atópica.
Tras la limpieza, es aconsejable utilizar un hidratante ligero que respete la barrera cutánea de la piel y que contenga activos no irritantes.
Durante el día, el fotoprotector actúa como barrera y no debemos olvidarnos de él. El más adecuado para pieles sensibles o atópicas es el mineral, ya que son filtros muy seguros que no irritan ni provocan alergias.
Por la noche aprovecharemos para hidratar y reparar la piel, con emolientes adecuados y pomadas cicatrizantes en zonas que notemos irritadas. Si la irritación no mejora o progresa a eccemas, se recomienda consultar con un dermatólogo.
Finalmente, es aconsejable evitar las fuentes de calor y frío directas en los domicilios sobre la piel (horno, cocina, aire acondicionado), así como los cambios de temperatura extremos.