Hace tres años volvió de un viaje a Bali y Berlín con una nueva pasión: tatuar.
Para ella, esta forma de arte es primordial, una manera de congelar un momento en la vida, como ocurre con el dibujo. Le interesa mucho su oficio recién descubierto, aunque al principio su madre no lo veía con buenos ojos. Pero, con el paso del tiempo, se dio cuenta de la buena acogida que tenía el arte de su hija y acabó aceptando su actividad.
Por el momento, Tina no tiene intención de parar. Está trabajando en el lanzamiento su propia marca de ropa. La joven artista también es diseñadora e incluso ganó una medalla en el festival internacional de moda de Hyères (sur de Francia) en 2019. Su ambición y deseo creativo no tienen límite. Pero, para ella, la libertad es crucial. ¡No hay lugar para las presiones! Tiene en mente bonitos proyectos y escucha sobre todo a su instinto y sus deseos. Sin duda, Tina ha tomado una decisión: vivirá día a día y no dudará en cambiar de planes. Al fin y al cabo, ¿la vida no está llena de sorpresas?