¿Te pica la piel, se te pone roja o te salen unas manchitas tras las primeras exposiciones al sol? Estos podrían ser síntomas de una alergia al sol.
Las alergias solares pueden adoptar varias formas, pero la más común es la Erupción Polimorfa Lumínica (LEB), que se produce como consecuencia de una reacción inmunitaria de la piel cuando se expone por primera vez al sol.
Se caracteriza por un aumento rápido de la temperatura, erupciones cutáneas y picor intenso. Estos síntomas afectan directamente a las zonas expuestas al sol, como la zona en V del pecho, los brazos, los hombros, las piernas y, en las manifestaciones graves, también la cara. Estos síntomas aparecen de 2 a 3 días, o incluso 12h después de la exposición al sol. Si no se aplica ningún tratamiento, los signos clínicos remiten progresivamente en 5 a 15 días y desaparecen espontáneamente.
Cada año el fenómeno aparece tras las primeras exposiciones y tiende a empeorar con el tiempo. El bronceado ofrece a la piel un mecanismo natural de defensa mejorando su adaptación.
Aunque puede darse en todo tipo de pieles, la LEB afecta sobre todo a las mujeres jóvenes alrededor de los veinte años, así como a las personas caucásicas y de fototipo claro.